Hoy me gustaría compartir con vosotros una desagradable experiencia, que como yo, viven diariamente multitud de mujeres y hombres por la sociedad en la que vivimos. Esta soy yo, una mujer de 31 años que lucha día a día por tener una vida normal, aunque esta tarea resulte muy difícil. ¿Por qué? Porque con tan sólo 13 años mi cabeza me convenció de que la única forma de sobrevivir era para dejar de comer, y desde entonces se libra una lucha continua en mi interior. Supongo que la gran mayoría de las personas no se han parado a pensar en qué le puede haber pasado a una niña de esa edad para creer que esa es la vía de escape. Porque para los que sigan que la anorexia es querer estar delgada, debería intentar mirar un poco más allá.
Más de 17 años luchando, años en los que hubo batallas que ganó lo anorexia, y otras gané yo. A día de hoy puedo decir que esa parte de mi, aunque siga estando, está acorralada en una esquina. Por que yo he decidido ganar la guerra.
Posiblemente cuando alguien me conoce hoy en día y gracias a la sociedad en la que vivimos, lo primero que se le pasará por la cabeza es que estoy "entradita en carnes" o que estoy "jamona". Siento decirles que estoy orgullosa de lo que soy, y de quien soy, porque he tenido el valor de librar muchas batallas que otros siquiera se habrían atrevido. Porque soy mucho más que un físico, y porque a todas esas personas, decirles que si ahora no tengo una talla 32 o 34 es porque no quiero, no porque no pueda, porque quizá otras personas no tengan fuerza de voluntad, pero precisamente una persona como yo voluntad y fuerza no le falta. Elijo no ser la Patricia que era antes, la que tenía una talla pequeña y que era infeliz. A mi me ha costado más de 15 años darme cuenta de ello, muchos años de terapia, centros de día e incluso ingresos, pero quizá a las personas que han llegado a mi vida en los últimos años les cueste quedarse con eso, y les duela que personas que ni me conocen, les hagan comentarios despectivos sobre mi cuerpo. Yo he aprendido a vivir sin que me afecte lo que pueda pensar una persona que no me conoce y que no forma parte de mi vida, personas a las que posiblemente yo les podría decir cosas muchos más hirientes sobre sus personas, pero a las cuales ignoro por considerar que hacer daño gratuitamente no tiene sentido. Por supuesto, lo que me duele no es que digan eso de mi, me duele que personas que me quieren se vean condicionadas por esas palabras, que se avergüencen de mi por ello, porque ellas también tienen mucho trabajo que hacer, porque si me quieren, no dejarían que les afectaran esas palabras, y por supuesto, no sentirían vergüenza por mi cuerpo.
Me sorprende que la gente comparta vídeos y fotos de chicas curvis defendiendo un estandarte de que ellos consideran que una chica escoba no es el prototipo de belleza que quieren, y que griten a los cuatro vientos que cantantes como Beyonce son muy sexys porque tienen curvas, pero que cuando conocen a alguien que no tiene una talla 36, hagan comentarios despectivos.
Me duele que alguien al conocerme sea capaz de decir a la persona que me quiere que tengo unas piernas gordas, sabiendo que eso puede hacer daño a esa persona, y animando así que esa persona se sienta incómoda con mi cuerpo por una opinión externa. Sí, llevan razón, actualmente tengo una talla "grande" para algunos, pero también tengo muchas otras cosas que muchos de ellos desearían tener, pero que lamentablemente nunca tendrán.
Solo os invito a que penséis que cuando hacéis cualquier tipo de comentario gratuito sin que tenga un fin constructivo, podéis estar haciendo mucho daño sin tan siquiera saber por lo que ha pasado esa persona, y sin saber si quiere o no estar en la situación en la que está. Por supuesto que me gustaría tener un cuerpo perfecto, pero después de "putear" a mi cuerpo, es ahora él el que se venga de mi, y por supuesto ya no peso 40 kilos, no tengo riesgo de infarto, ni tengo osteoporosis como tenía con 25 años, pero tengo muchos problemas asociados a esos años en los que me maltraté, y muchos de ellos me hacen hincharme aunque yo no quiera. Y no es excusa, porque la verdad, prefiero pesar lo que peso, que haber elegido llegar hasta el final y morir.
Por favor, os pido que hagáis reflexión y que antes de hacer cualquier tipo de comentario penséis que podéis hacer muchísimo daño.