...es bueno, relajante, anestesiante, adictivo,
aniquilador, reflexivo, autodestructivo, placentero,
perfecto...
lo q el hombre necesita... un poquito de
placer autodestructivo.
¡No! No conozco otra vida aparte de esta
y por lo tanto estoy condenada a esta,
pues no tengo la valentía para hacer nada con ella.
Pero los recuerdos van y vienen
como estupidos pasos de ballet...
y me atan a algo q no quiero ser.
Persona
Ojalá alcanzara yo a los talones del concepto de persona…
pues ojalá alcanzara yo a los pies de Dios.
Dios no existe, es una idea utópica…
como la perfección que persigo.
¿No ves que la sangre no alcanza para borrar los pecados del porqué la nutre?
Lo veo pero busco creer en mi sentido…
en mi propósito… en mi Sed.
Mi hambre es la corona,
mis huesos el vestido,
la inconformidad mi sangre azul…
he aquí la princesa...
¿la princesa de donde?
De un mundo perdido...
esta de mas decirlo, que sus sueños son un circo...
y trapecistas divinos alumbran la sombra
de todo lo ocurrido.
A veces quiero consumirme de adentro hacia fuera…
quebrarme hasta que mis huesos sean polvo.
No es necesario sufrir,
pues los engendros d mi cabeza lo hacen por mi.
En cuanto me acerco más a la perfección,
más neuronas pierdo…
pues como estrellas se apagan
al venir nubes en forma de lágrimas.
El arrastrar pesado de un cuerpo sin vida,
vacío de ideas y sueños…
anhelando una perfección efímera
que hace sonreír a la muerte…
que de la mano de su hija trae a relucir ante mi,
las palabras mas crueles:
amor…dolor…vida.
Cual vestido rojo,
gotas de sangre asoman
por las muñecas de la princesa…
cuyo cuerpo frío
baila las danzas de las vírgenes sacrificada
s por el sueño de tener:
la nostalgia de algo…
que no pudo, ni puede ser
Y todo afuera de mi mundo de castillo de cristal
sigue su rumbo…
inconcientes… fugitivos… absurdos.
Ese castillo de cristal
que se ubica en los ojos
de la caprichosa muñeca de porcelana…
que besa fríamente los labios del dolor,
esperando que algo la reviva
Eso es la belleza del dolor
Recuérdame no mirar sus ojos tiesos…
no sentir sus frías manos...
no jugar con su cabellos...
no desear ser ella…
pues quiero solamente ser yo…
que mi muerte sea mía y no de una doncella.
Entonces la aneurisma
de las mentes sin recuerdos he de quitar.
Y la muñeca se recostó sobre la falda de su reina,
llorando por el dolor del placer de su belleza…
le dijo:
"Dios reina sácame la pena"...
y anestesiada por los ojos de un destino incierto…
se puso a bailar en círculos lentos...
perpetuos… diciendo e implorando…
"Yo reina, quiero ser muñeca"
